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Septiembre es conocido por ser un mes en el que aumentan considerablemente las demandas de divorcio. Esto se debe a diversos factores, como el fin de las vacaciones de verano, la vuelta a la rutina diaria y la toma de decisiones que se posponen durante los meses estivales.
Si te encuentras en una situación en la que contemplas el divorcio, debes saber que es importante recibir el asesoramiento adecuado para llevar a cabo este proceso de manera eficiente y para proteger tus derechos.
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El mes de septiembre marca el final de las vacaciones de verano, la vuelta al trabajo y la rutina diaria. Pero también marca el inicio de una época en la que aumentan considerablemente las demandas de divorcio. Sí, septiembre es conocido como el «mes de las demandas de divorcio», y no es casualidad.
Durante los meses de verano, muchas parejas deciden tomarse un tiempo de descanso y disfrutar de unas semanas de vacaciones juntos. Pero no siempre esas vacaciones resultan ser tan idílicas como se habían imaginado. El tiempo que pasan juntos, lejos de las ocupaciones y el estrés del trabajo, puede poner de manifiesto los problemas y las tensiones acumuladas a lo largo del año.
Además, las vacaciones también pueden ser fuente de conflictos y desencuentros. La convivencia constante y forzada puede sacar a relucir diferencias irreconciliables, creando crisis y tensiones que terminan desgastando la relación. La falta de rutina, sumada a la presión de tener que pasar un buen rato, puede hacer que los problemas se vuelvan insoportables y la pareja decida poner fin a su relación.
Pero ¿por qué septiembre es el mes elegido para iniciar un proceso de divorcio? Hay varias razones que explican esta tendencia.
En primer lugar, el final del verano y el inicio del nuevo curso escolar pueden suponer un punto de inflexión para muchas parejas. Con el regreso de los niños a la escuela, es común que los padres se planteen si realmente quieren continuar juntos o si es mejor separarse. Los problemas que se han ido acumulando durante el verano ahora se vuelven más evidentes y no pueden dejarse de lado.
Por otro lado, septiembre también puede ser el momento en el que las parejas deciden tomar medidas respecto a su relación debido a los excesos cometidos durante las vacaciones. Es bien sabido que el verano es una época en la que se tiende a relajar los límites y a dejarse llevar por los impulsos. Esto puede llevar a situaciones de infidelidad o comportamientos inapropiados que terminan dañando irremediablemente la confianza en la pareja.
Además, el inicio del nuevo curso puede ser un momento en el que las personas sientan la necesidad de hacer un cambio en su vida. A nivel laboral, es común plantearse nuevos retos y metas para el año que comienza. Pero también a nivel personal, septiembre marca el inicio de un nuevo ciclo y puede ser el momento perfecto para dejar atrás una relación que ya no nos hace feliz.
Otro factor que influye en la tendencia de septiembre como el mes de las demandas de divorcio es el hecho de que durante las vacaciones muchas parejas se dan cuenta de que no comparten los mismos intereses o valores. El tiempo libre y la convivencia constante permiten poner en evidencia las diferencias y los desencuentros que se han ido acumulando a lo largo del tiempo. Es entonces cuando muchos se dan cuenta de que están viviendo una vida que no desean y deciden tomar medidas al respecto.
Por supuesto, también hay que tener en cuenta que el incremento de las demandas de divorcio en septiembre puede deberse a factores más prácticos. Durante el verano, muchas personas eligen esperar a que pasen las vacaciones para evitar que los hijos se vean afectados por la separación. Una vez pasado ese periodo, deciden tomar la decisión de divorciarse y septiembre es un buen momento para hacerlo, ya que la mayoría de los trámites judiciales se reanudan después del descanso estival.
En cualquier caso, el hecho de que septiembre sea conocido como el «mes de las demandas de divorcio» no significa que sea el único momento en el que las parejas deciden separarse. El divorcio es una decisión personal y cada pareja tiene su propio proceso y sus propios motivos para tomarla.
Lo importante es recordar que el divorcio no siempre es el fin del mundo. Si una relación ya no funciona, es mejor ponerle fin de manera amistosa y buscar la felicidad por separado. Es cierto que puede ser un proceso doloroso, pero también puede ser una oportunidad para crecer como individuos y encontrar una vida más plena y satisfactoria.
En conclusión, septiembre es considerado el »mes de las demandas de divorcio» debido a una serie de factores que influyen en la toma de decisiones de muchas parejas. Las vacaciones de verano pueden poner de manifiesto problemas y tensiones acumuladas a lo largo del año, lo que puede llevar a que la pareja decida separarse una vez pasado ese periodo. Además, el inicio del nuevo curso y el deseo de hacer cambios pueden ser también motivos de ruptura. Sin embargo, es importante recordar que el divorcio no es el fin del mundo y que puede ser una oportunidad para buscar la felicidad por separado.